Desde que dejé de usar mi peluca siempre quise encontrar alguien a quien donársela, le decía a mi mamá que ojalá encontráse a alguien con quien pueda vivir esa experiencia. Pasaron los meses y nada, la verdad hasta me había olvidado, incluso pensé en regalarla a la sra. que me la confeccionó pero bueno las disposiciones de Dios no siempre son como uno las planea.
Por casualidades de la vida y por obra de Diosito, en medio de los tramites pre-titulación -la que por cierto está por suceder- conversando de mi evolución con Solenka quien es la secretaria de mi Facultad me comentó que tenía una prima que estaba atravesando una situación de salud como la mía. Me llenó el corazón como de esa sensación de "Esta es" y emocionada le dije que ni hablar que yo podía regalarle mi peluquita a su prima y que quería conocerla y conversarle algunas de mis experiencia -claro si es que ella quería- entonces pactamos para el jueves a las 6 y asi fue.
Ese día yo estaba nerviosa, no sabía que esperar, que ver ó que sentir. Admito que tenía un poco de miedo de remover ciertos recuerdos que duelen un poco ó que talves me hacen regresar a ese capítulo en que todo fue muy dificil pero sin embargo la idea de poder transmitirle a alguien fe y esperanza como alguna vez alguien lo hizo conmigo (la sra. Charito, esposa de mi tio Tito), me fortalecía para ir con la mejor actitud.
Conocí a Katty, tiene 33 años, recién casada, estudiaba psicología, tiene un bebé de un añito y lastimosamente tiene un astrocitoma anaplásico en tercer grado (Cáncer cerebral). Suena complicadísimo no? Pero puedo jurar que si la ven, ella no aparenta su enfermedad, tiene buen semblante, incluso está chaposita y en peso normal, lo único que delata su estado de salud es que efectivamente el cabello ya se le está cayendo y por lo que ella me comentaba no quiso tapárselo porque pensó que no se le caería del todo y porque a ella si le afectó demasiado ese efecto de la quimio.
Katty me hizo acordar a mí, la posición renuente que tenía me hizo acordar a toda esa confusión que uno siente, la incertidumbre y las dudas que a una la embargan. Por eso respete su actitud y fui sincera con ella, le compartí algunas experiencias y respondía sus preguntas. Le comentaba de la dieta y de lo que debe dejar de comer. Me dijo que le fastidiaba mucho que le digan que todo iba a estar bien y yo le dije: "sí, molesta mucho porque nadie sabe si es cierto". y se río. Quedamos en que nos mandaríamos mensajes y que le pasaría algunas recetas, también que para su control en Lima me pasaría la voz para ver si nos juntábamos ya que a mi también me tocan mis controles en la primera semana de marzo. Terminamos de conversar y nos dimos un fuerte abrazo, le dije que se aferre a la vida y que Dios no abandonaría, que adopte la fortaleza como forma de vida pero que no se olvide de desfogar sus tristezas, finalmente la calma volverá. Y ella sonriente me dijo: "Si Ale todo va a estar bien" y se río y yo le devolví la sonrisa.
Dejé a mi peluca en las manos correctas, sé que le va a servir, le va a devolver una sonrisa y tal ves la sensación de que es otra persona, espero que esa nueva imagen que vea en su espejo vea reflejada a una mujer fuerte y con todo el camino por delante. Estoy segura que sí.
Me quedé con la sensación de que cerraba una etapa, de que volteaba otra hoja más de ese capítulo, con nostalgia y un poco de pena, con sentimientos encontrados me fui de esa casa y llegué a la mía con ganas de dormir y olvidarme por un instante de que muchos atraviesan por esta enfermedad, una vez más sentí que el cáncer fue creado cuando Dios se molestó. A razón de eso y para que Dios no se vuelva a molestar con el mundo, prendí una vela blanca por todos, enfermos y sanos, por más sensibilidad y por más corazón a los días que vivimos.