Lima es una ciudad caótica pero en medio de todo su alboroto encierra una magia que te permite siempre descubrir siempre algo nuevo. Algo que te sorprende, al menos eso me pasa a mí. Sin embargo hay algo en medio de todo este encanto limeño que siempre me desconcierta y a la vez me maravilla y eso es, andar en micro. Si, por más absurdo que suene, ir en micro en esta ciudad es un deporte extremo y al mismo tiempo un ejercicio mental profundo.
¿Como es que llegué a esto?
Simple.
Una lluvia de ideas, el día a día y las largas distancias que llevan como consecuencia estar en micro una ó dos horas diarias. Y es que esto es la vida misma. Desde que estiras la mano para dar al aviso al chofer que deseas subir ya está emprendiendo la aventura. Ir en micro es "vivir", "revivir", "pensar", "decidir" y "concluir".
Siempre observo. Me pasa que encuentro una magia en observar y guardar pensamientos así como quedarme con frases ó canciones de donde sea que las escuche. Una magia que te conlleva a sobrecargar la mente de mil ideas por minuto (algo medio brutal, pero ehhh) y bueno también de uno u otro sentimiento pasajero que te trae a colación algún recuerdo. Siempre cargo los audífonos para que el trayecto sea más llevadero sin embargo es como emprenderle una huída a la realidad, sí tal cual, porque así te pierdes de ese rapero que sube a improvisar ó de ese argentino que tiene magia en los dedos cuando toca la guitarra, ó talves te pierdes de escuchar los mil y un relatos de personas que aclaman una segunda oportunidad a la vida. Quiera ó no, el micro es una caja de sorpresas, de lecciones, de pensamientos infinitos. Un micro va cargado de gente y tras eso vidas, vidas con familias, familias con problemas, problemas que buscan una solución, una solución que probablemente no encuentras al llegar a tu destino. Y es que todos somos y tenemos lo mismo, somos humanos con problemas y con retos por superar. Así que el mensaje subliminal es como que... "no te achicopales tanto porque todos estamos en las mismas ó peor que tu y fin. Levántate y sigue."
Hace varios días ando en una etapa meditabunda y admitiendo -porque no- que estoy triste y con el corazón en la mano. Me pregunto si he hecho las cosas bien hasta ahora y si al fin podré tener un poco de tranquilidad en muchos sentidos de mi vida, sin embargo por ahora la respuesta es no. Porque? porque la vida es asi, es un vaiven de situaciones y porque a traves de estos momentos medios tristes es cuando el mismo Dios baja y te dice "Hey, espera. Mañana, pasado ó muy pronto habrá algo mejor para ti y los tuyos". Amén.
Todo esto del micro, fue mi catarsis. Una especie de analogía para no reprimir en cierta forma todo lo que llevo inside y aparte para no caer en detalles ni dramas absurdos. Sino, más bien, en afrontar. Se me hizo más fácil escribir todo esto del micro porque se acoplaba a mis sentimientos y llegué a una simple conclusión, que si de algo te sirve, ahiiii te vaaaa: Yoooo -la filosofa del micro- he concluido que cuando el semáforo da en ámbar debes esperar la pausa en tu vida (nada fácil identificar cuando es que debes hacerlo), cuando la luz esté en rojo pues debes detenerte (pensar en ¿como?¿cuando?¿quien?¿porque?) y finalmente continuar cuando la luz esté en verde (con respuestas y con nuevas metas para que todo tome forma). Por ahora, yo estoy en la luz ámbar, como que en medio de la nada y sin entender mucho pero esperando a empezar una vez más.
Y eso fue todo amigos.
Tengo deberes sagrados que cumplir como sacar un título de abogada y ponerme a trabajar porque le debo bastante a la vida y sobretodo a mi mamá.
Alas y buen viento.
Y eso fue todo amigos.
Tengo deberes sagrados que cumplir como sacar un título de abogada y ponerme a trabajar porque le debo bastante a la vida y sobretodo a mi mamá.
Alas y buen viento.
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