Ahora estoy mejor. Al menos ya tengo ganas de sentarme a escribir y también de comer. Ya estoy libre de la infección que me tuvo encerrada en la clínica por 5 largos y tormentosos días, sin ganas de comer hasta recien hace una semana -lo cual es crítico porque yo siempre tengo hambre-. Ya estaba por tirar la toalla, ¿se imaginan?, llegué al punto de decirle a mi dra. que ya no quería otra quimio, estaba molesta con las enfermeras que me obligaban a comer, molesta conmigo por no querer seguir luchando. Luego llegó la anemia y fue otro susto. Examenes a cada rato. Uff y bueno, mil cosas que mejor ni recordar. Esta quimio sí que la sentí, ha sido como remecer todos mis cimientos, poner a prueba mi paciencia y la fortaleza de mi mamá, la que nunca desfalleció.
Esa fue la razón de mi ausencia en este espacio -que se me hace tan cálido- la estuve pasando mal desde mi segunda quimioterapia y cuando intenté hace unos días escribir... me di cuenta que solo me estaba quejando y estaba trasmitiendo mi negatividad - im sayin estado emo- y eso no es!
Si bien es cierto soy un ser humano, de carne y hueso -más carne, en realidad- jaja pero bueno también siento, reniego, enloquezco por segundos y cuando estoy asi no me gusta que nadie la pase mal conmigo, aunque como dice mi mamá es inevitable que las personas que te quieren no sientan lo que a uno le pasa.
No quería ni hablar y no es depresión ah... ahora mismo les explico -sin que me la esté dando de psicologa ni nada- Son mis percepciones, la depresión y la tristeza son cosas totalmente distintas, yo recién he venido a entender la diferencia entre ambos términos, gracias a mi psicóloga, la dra. Martha <3, quien me ayudó desde un inicio -cuando aún estaba perdida- y como que en "linea horizontal".
Yo nunca sentí que me deprimí. Aunque suene extraño para mi también, yo solo sentía una tristeza profunda. No le perdí el sentido a la vida, aunque por momentos pude haber pensado que sí. Hace algún tiempo, me explico que había perdido el sentido de mis emociones, que no las identificaba y que por ende me sentía así. ¿La razón? El shock emocional que produce la noticia de saber que tienes cancer. Y por consecuencia, queridos amigos, acontecen los lutos emocionales, los mismos que son momentos en los que uno necesita atravesar su dolor, su pena, su rabia para después reconstruirse. No importa el tiempo que tarde, hasta puede durar una vida. Y como alguna vez escuché, existen perdidas que jamás dejan de doler, uno se acostumbra a vivir con las ausencias ó en mi caso con la experiencia de afrontar de por vida una enfermedad tan delicada. Digo de por vida, porque cuando ya pase a ser sobreviviente, tengo que cuidarme mucho y evitar ciertas cosas. Bueno estábamos en los de los lutos emocionales, eso me sucedía a mi y siempre aclamaba por el RESPETO al silencio, respeto a ese silencio prologando que muchas veces sentimos cuando nos acontece algo realmente fuerte. No estoy queriendo decir que pues dejemos abandonarnos por la tristeza y que el mundo se caiga encima de nosotros, NO. A lo que me refiero es que a veces, sobretodo en situaciones en las que alguien que quieres (familiar, amigo, pareja, etc) atraviesa un momento difícil, es cuando adoptan el silencio y se acogen a un espacio llamado zona de comodidad. Lo cual es totalmente normal y es necesario esperar a que uno mismo dé la iniciativa, créanme que todos los seres humanos tenemos algo de racional. No todos somos iguales, OJO. Pero cuando uno se siente bien consigo mismo, da el primer paso, la primera palabra y si no es mucho pedir la primera sonrisa. A todo esto le adicionamos que Dios nunca nos abandona y si el hoyo es hondo y negro, El nos envia un rayo de luz para al menos vislumbrar que existe una salida.
Y bueno este post con tendencia psicológica ha tenido intención de explicar y sobretodo hacer entender que es lo que pasa por la mente -talves- de alguien que atraviesa un momento dificil; como dije no todos somos iguales. Pero lo que sí puedo afirmar es que, por lo que he conversado con varias personas que padecen lo mismo que yo, nosotros los que tenemos cáncer desarrollamos automáticamente una valentía y fortaleza increíble -nosé si llamarlo ese instinto de supervivencia- pero influye mucho el poder contar con la familia y los buenos amigos. La psicología oncológica hoy en día es una gran aliada para combatir este mal. Por eso amigos, un consejo, una sugerencia podría ser que, si saben ó conocen a alguien que padece cáncer y no saben que hacer ó decir, ó temen a las respuestas, ó estan preocupados por los silencios extremos de alguna persona ó en el peor de los casos SÍ existe una perdida del sentido a la vida... acudamos siempre al psicólogo, créanme que sirve de mucho. Yo le agradezco tanto a mi doctora, por ser tan detallista, tan paciente y comprensiva y sobretodo por tener esa calidad humana con sus pacientes. Ella probablemente sea un angelito más en mi vida.