jueves, 8 de enero de 2015

Gogito

Luis Adriano nació cuando yo estaba recien despertando de una operación por recurrencia de tumor.
Recuerdo que una de las primeras cosas que escuché cuando me levanté de la anestesia fue: "Ale nació el bebitoo, míralo" y entre sombras vi sus primeras fotitos, y los ojos se me llenaban de lágrimas, pensaba en como carajos me podía estar perdiendo de esos momentos, quise con todas mis fuerzas teletransportarme y poder presenciar ese instante.

Mi pequeño sobrinito, nació con 3 kilos y medio, sanito y coloradote. Idéntico a su papito. Y dejándonos a todos nosotros con ganas de darle todo el amor del mundo. Desde que lo conocí y lo ví abrir por primera vez sus ojitos, sentí algo indescriptible, no sabría como explicar esa sensación de paz y ternura infinita cuando lo tenía cerca a mí, fue una conexión especial. Todos estábamos siempre atentos a sus movimientos, a sus ojitos, a sus manitos pequeñitas. Todo absolutamente todo, giraba en torno a ese pedazito de cielo.

Cuando me tuve que regresar a Lima, pensaba en cuantos momentos me iba a perder a lado de mi pequeñito pero sin embargo fue uno de los motivos por los que entendía la vida era tan maravillosa, los nacimientos de seres tan preciosos son obsequios y formas en las que Dios nos expresa su grandeza. Adrianito se convirtió en uno de los motivos por los que yo quise luchar en cada momento durante mis tratamientos, porque es que yo no quería, ni quiero perderme todos sus momentos especiales. Como el de hoy, en el que cumple un año y me da tanto gusto saber que si voy a estar con él. Y así es, hoy todos estamos felices, porque nuestro angelito sigue creciendo sanito, sigue regalandonos sus sonrisas, sigue siendo motivo para estar juntos y verlo reir.

Siempre que veo a mi gogito, pienso que él es una oportunidad para hacer las cosas bien, para reivindicar cualquier error, para darme chance a que me dé gusto vivir la vida. Cuando lo veo reir, también se me antoja ser niña e indefensa otra vez y vivir así la simplicidad de lo que me rodea, pero si hay un deseo incontenible es que mi pequeño gogito tenga en su vida siempre AMOR. Que sea feliz y que cuando sienta tristeza sepa pedirle a Dios que sane su corazón, que aprenda de la vida y de las personas siempre, que abra sus ojitos al sorprenderse cuando descubra lo que en la vida acontece día a día y que ante cualquier situación sea fuerte y que no se rinda con ninguno de sus sueños.

Si algún día lees esto, mi amor, hoy en tu primer añito quiero que sepas que naciste para darnos a todos una lección de amor.

Feliz primer año.
Feliz tú, siempre.
Felices nosotros.

Te quiero gogito.

Tu madrina.

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