Ya estoy en Lima para descartar cualquier señal negativa que pueda indicar que el enemigo ha vuelto ó quiera volver. Y me atrevo a decir que he sentido que vivía un dejavu, porque esas incertidumbres ya las he vivido antes. Ya he estado al borde del asunto, con la espera encima y los nervios en cada celula de mi piel. Pero se podria decir que es angustiante, sí, pero soy confiada en que Dios jamás permitiría que me pasé algo malo otra vez. Es una preocupación nada más.
Felizmente vine con mi madre, porque la he pasado mal. Este mes ha sido medio jodido porque he estado descompensada en mi salud, tuve un bajón de defensas pese a que siempre me cuido supongo que -como dicen- la quimio te cobra estragos posteriormente y asumo que le estoy pagando pues, y con mis huesos encima. Los exámenes que me han hecho son nucleares y me han agotado peor que maratón, me noquearon pero felizmente con el pasar de los días me siento un poco mejor y también le pongo buena cara a todo -menos al tráfico de esta ciudad- jajaja. Sin embargo, este episodio raro y lleno de incertidumbre una vez más me hace re-valorar y re-pensar en mi vida y en como he estado llevándola. Pienso que todo lo que he aprendido durante estos dos últimos años me ha servido y como dije alguna vez que no quería olvidarme de todo lo que logré -gracias a Dios- no lo he hecho, por el contrario lo afianzo. Con bajones y todo, porque no soy perfecta y porque tengo un caracter de mierda y porque -a veces- peco de intolerante. Pero estoy trabajando en eso y en interiorizar que de verdad el mundo estan flexible como la plastilina y tan extraño y sorprendente que cada día en cualquier parte se hacen y se dicen cosas que nunca se han dicho y se han hecho. Asi es la vida de compleja y de bonita.
Estoy super esperanzada en que todo va a salir bien y que voy a poder seguir luchando por mis sueños. Por reinventarme y levantarme cada vez que caiga. Por tolerar y entender a los que me rodean. Por tener la paciencia de enseñar a los que no saben -uno nunca sabe cuando eres alumno y cuando eres profesor- y sobretodo a que el corazón uno lo puede reconstruir siempre, asi te lo rompan mil veces. Nada más cierto que el tiempo puede curarlo todo y alivianar el peso de las tristezas. No podemos tener el equilibrio de todo, no podemos tenerlo todo.
Pero lo que si podemos tener siempre es a nosotros mismos y a la fe que le ponemos a la vida para estar de pie y luchar siempre por lo que queremos.
Tuve cáncer a los 23, aún sigo luchando y aquí te cuento como estoy aprendiendo a que este mal momento no sea toda la historia de mi vida.
viernes, 17 de abril de 2015
Incertidumbres parte II
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