martes, 13 de octubre de 2015

La vida tranquila, muy tranquila.

Me pregunto a veces si tanta quietud es real. Últimamente mi vida está tan tranquila, tan en paz. Que no permito que nada ni nadie pueda invadir este espacio que día a día me cuesta construir. No es fácil haber logrado estar aquí, donde no tengo tiempo para siquiera pensar en discutir (Excepto las veces que defiendo lo justo). Por un momento de mi vida pensé que me había vuelto una amargada -Gargamel style- odiando a todos los pitufos y seres sobre la faz de la tierra pero creo que me había equivocado; sigo siendo el mismo dulzor de siempre solo que a veces las piscas agrias dan a notar su sabor cuando el cuerpo y la mente riñen por sacar a la Ale dulce ó a la Ale dura y asada, aunque mayormente gana Ale la dulce porque de amargada me veo muy requetefeaza. 
Me gusta levantarme por las mañanas, abrir las cortinas, ver mis florecitas, tomar desayuno con mi mamá y hermana, planificar algo para la mañana ó la tarde si es que el cuerpo me lo permite -aunque ahora que ya ando en la penúltima quimio-, me siento un poco mejor y las energías no me son tan esquivas como antes y eso es bueno, muy bueno. Porque puedo pintaaaar, decorar y hacer muchas manualidades, ó talves leer alguno de los libros de mi lista especial ó ver esas películas que siempre me hacen sentir mejor. Pienso que cada día me regala una oportunidad para hacer las cosas mejor que el día anterior. Que si la noche anterior me la pasé llorando porque recordé algo que aflige al corazón siempre a la mañana siguiente todo ese pesar será menos "pesado" -valga la redundancia-... y esto gracias a que siempre aplico eso de: "Mientras más difícil se ponga la situación, aferráte más a Dios", y en verdad es mi ritmo de vida, yo que hasta hace unos meses temía rezar ó pedirle algo a Dios, hoy vuelve a ser mi refugio y calma -a veces me siento como la hija pródiga-, y aunque ahora ya no me rehuso a tener a Dios en mi vida; tal como me dijo el Padre Edinson, todo -consciente e inconscientemente- anhelamos tener a Dios como centros de nuestras vidas. Y pienso que es real, porque en la vida solo hay momentos y personas, sentimientos y experiencias, pero después de todo aquello que podría llenarnos siempre estará Dios quien es el que nos inunda la vida de luz, de plenitud y de sabiduría para continuar en este mundo extraño que gira siempre. Y  es asi que pienso que a todos nos iría mejor, si tan solo consideraríamos tener a diario en nuestras vidas -asi sean tan solo 5 minutos- a Dios y tratar de entender sus mensajes encriptados en hechos que a veces no comprendemos. Pueden parecernos injustas tantas situaciones, tantas experiencias, tantos sufrimientos; pero nada es en vano. Todos aqui tenemos tareas por hacer, unas más dificiles que otras. Y está tan solo en nosotros hacernos un golazo cumpliendo con lo que Dios designó para nosotros, abrazando la vida que muchas veces no pedimos, rindiéndonos ante aquello que parece cuestionable. Siempre pensaré que cada vez que he querido rendirme, he caído en los brazos correctos y esos son los abrazos espirituales que Dios me ha dado; en cada paso de esta guerra, en cada noche en que he pedido a gritos reconstruir mi corazón, en cada ocasión en que mis ojos han querido transmitir amargura, en cada impaciencia, en todos esos momentos siempre ha estado EL. Porque sino créanme que no me imagino haber llegado aqui, mirar atrás y decir "si, he podido y no morí en el intento"... y pienso que voy a seguir queriendo luchar por mi vida, por esta tranquilidad que me rodea, por esta paz y armonía que pueden parecer momentos aislados pero no lo son; lo que a algunos nos brinda luz a otros les puede parecer un poco oscuro. No siempre podemos coincidir, sin embargo siempre hay personas que son rayos de esperanza en nuestras vidas, como en mi caso siempre será mi familia la que me brinda esa energía, en especial mi mamá y mi hermana, sin ellas hubiera sido todo esto más complicado, en este año he aprendido a amarlas mucho más que antes, ellas son mi fortaleza. Y aquí estamos, luchándola y esperando seguir viviendo rodeadas de esta tranquilidad, de esta felicidad a veces extraña, de esta armonia que nos regala risas y te quieros por montones, de esta unión que no conoce egoísmos pero sobretodo del amor que estamos a puertas de experimentar, el amor que Dios nos envió en un pequeño paquetito que se hizo esperar durante 9 meses y que tan solo en menos de 24 horas llenará nuestras vidas de mucha más luz de la que ya tenemos y eso es motivo para definitivamente pararse y detenerse bajo el cielo y decir "gracias".

Disfruten su tranquilidad, de la paz que nos da esa sensación de que al pasado nada se le debe que al contrario se le agradece y de que al futuro se le espera con ganas, con ansias y con mucho pero mucho amor.

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